HISTORIA
AL FIN DEL MUNDO Y DE REGRESO
Hace mucho se creía a Fisterra el fin del mundo conocido. En aquel tiempo era difícil pensar que hubiera algo más allá de aquel inmenso mar infinito, oscuro y violento, convirtiéndose en lugar de leyendas y tradiciones misteriosas.
Un día desafié esas leyendas y me lancé a navegar todos los mares y todos los continentes, desde lugares tan al sur como Australia, África, Brasil, hasta el Mar Báltico o el Mar del Norte. Y un día regresé a Fisterra, donde arrancar un proyecto gastronómico de referencia.
KIKO
Muchos afirman que estas costas poseen las puestas de sol más estremecedoras. El sol muere cada noche tras ese horizonte como una brasa que se apaga, incendiando el mar oscuro y tenebroso para acabar sumergiéndose en él.
Pero, tal como esa brasa vuelve a aparecer cada nuevo día, me planteé también encender a diario una parrilla con los mejores productos.
Fisterra es un lugar privilegiado al que deciden llegar cada día miles de personas en algún tipo de peregrinaje personal, y la mayoría nos elige como el final de su camino.
Porque no todo
es mar
Algo que descubrí en mis viajes es que, si bien el mar es inmenso, la tierra tiene tanto o más que ofrecer.
En un pequeño y pintoresco pueblo pesquero en el que la oferta del mar es protagonista, hemos conseguido destacar sobre el resto incorporando a nuestra carta cortes espectaculares de carne, hecha directamente sobre el carbón de encina de nuestra parrilla. Un fuego de lujo para una carne de lujo. Muchos clientes vuelven por el recuerdo del sabor que esta leña infunde a una carne de por sí espectacular.
Aun así, el mar
Como enamorado del mar y vecino de un lugar de privilegio en el que el pulpo, los calamares y este año el pescado a la parrilla y el marisco son un auténtico regalo de la naturaleza, no podíamos esquivar la oportunidad de preparar también una oferta de exquisiteces recogidas cada día en la lonja del pueblo.